- No sé por qué, pero no encuentro ese punto exacto en que debes caer rendida a mis brazos.
- La oscuridad me sigue dando miedo, sobre todo cuando estas lejos.
- No sé por porqué me tiemblan las piernas si te veo, por qué sudan las manos, y los ojos se pierden en en la distancia cuando te vas.
- Desconozco los motivos que me llevan a escribirte poemas a media noche.
- Y no soy capaz de entender estos sueños sin rumbo, que me conducen siempre al abismo entre tus piernas.
- Todo es claro y transparente, como un destello que mana de tus ojos y todo lo ilumina.
- Y sin embargo, no sé por qué te desvaneces y yo, como un ciego que intenta asirse a Dios, me encuentro abrazando el vacío.
- No sé por qué no sé...
- Y no me importa.
lunes, 11 de octubre de 2010
Otto e mezzo
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2 comentarios:
Creo que una de las funciones vitales y primordiales del poeta es desconocer el "por qué".
Por qué no te importa?
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