lunes, 9 de febrero de 2009

¿Destino?

La cosa es más o menos así:
Clase de literatura clásica comparada nos solicita un ensayo sobre la antigüedad griega y mi cabeza se convierte en un abismo, todo entra pero nada sale…solo vacio, al fin he logrado comprar un libro de Celine “viaje al fin de la noche” y ansío poder empezarlo sin embargo me solicitan un nuevo ensayo (el tema aun esta por verse), compré terciopelo azul de Lynch y espero poder verla hoy, he tomado una jarra de agua y le he echado dos sobres de tang (uno de Jamaica y uno de naranja) y ahora me dispongo a descansar.
Les dejo mi ensayo para Literatura Clásica.
Es la Hora de las confesiones, ¿qué sucede cuando el destino es el camino que tomamos para evitarlo?
Destino interrumpido (y siete dioses)

Todo comienza cuando el deseo interrumpe en el Olimpo de nuestro cuerpo, las montañas sedientas de senderos que conducen a la poesía, imágenes que caen sobre ventanas abiertas, mientras en el vértice lejano en el que sopla el viento del destino lo vemos sentado leyendo las paginas hechizadas de un libro mitológico, el hermoso susurro de afrodita que le incita, mientras el relámpago surca los mares en busca de aquel verso extraviado, Afhit Hernández irremediablemente maldito, condenado por el tiempo a ser preso de los dioses, al final su poesía servirá como redención, será, pues, el rito antiguo que renueve las cosas.
“Soy de donde es la cruel poesía[1]” nos confiesa, pero ¿quién es Afhit? Afhit Hernández Villalba (Cuernavaca, Morelos, México, 1980) es Licenciado en Letras hispánicas, posee una Maestría en Literatura y un Doctorado en Letras. Ha publicado Los placeres y las ruinas y Cuerpo interrumpido (y siete sonetos). Es profesor de literatura clásica y moderna en el ITEMS. Campus Cuernavaca[2], sin embargo el sentido de ser va mucho mas haya de los títulos adquiridos o quizá todo se representa en el titulo más difícil por alcanzar y que Afhit armado con pluma en mano y mucho sentimiento, se ha ganado: Poeta. Afhit Hernández es un poeta en busca de la belleza y sus versos nos lo cuentan, pero dentro de esa belleza y esa búsqueda encontramos reminiscencias de una cultura antigua, la mitología que se cuela por medio del los versos, aquellas ruinas de dioses que visitamos mientras las horas pasan y aquel libro se escurre entre nuestros dedos , Afhit “no puede resistirse a las letras clásicas[3]” y la influencia de aquellos tragedistas clásicos y de la cultura griega se nota conforme viajamos a través de sus versos, pues el hombre es, en gran medida, su pasado.
El destino.
“Estamos equivocados, /como errada está la flecha que disparó el destino…[4]”, pues sí, nuestro condenado también es “victima del destino” de la flecha hiriente de Apolo que surca los aires, del relámpago de Zeus que nos atormenta, Afhit se da cuenta de que el destino se vuelve la herida que no cierra, el sendero que lo guía todo y por eso se queja y nos muestra como ese sendero suele estar equivocado, sin embargo “ …moribundo y ahogado en la belleza;/ando y desando a tientas mi destino.” Por que no hay opción mas que vagar, por que Afhit va caminando un sendero que se bifurca y desaparece y en el va sembrando poemas, así Afhit se acerca al destino, a aquel a quien incluso los dioses temen y por el cual se pierde la vida, El condenado viaja retando por que ya conoce su destino:” Ahora sé, como un augurio, /que mi vida acabará /como acaba un suspiro /o una tormenta.[5]”.
Los dioses y la muerte.
“Mi vida es un secreto, /hilo frágil a punto de la herida. /Hilo dorado /cabello naufrago de Venus.” Al final la comprensión del tiempo que se confunde, el pasado y el presente se entrelazan tejiendo aquel delgado hilo y dejan en el, las ruinas del siglo XXI para dar paso a la modernidad de la antigua Grecia, los dioses aparecen en la cima de un pecho que les sirve de morada, un Olimpo siempre erecto y la satisfacción de conocerse inmortal, porque en sus versos Afhit a conocido la muerte y encontró en la poesía aquel renacer eterno, sin embargo rehúye a los dioses por que “saben que no soy alado[6]”, crea por lo tanto aquel refugio de versos que al parecer le mantiene a salvo, que un día lo llevo a renacer como un fénix, entre la cenizas de un libro viejo, pero hoy, aquel verso aquella palabra se ha tornado, “la palabra maldita,/ me deja el cuerpo interrumpido /y me/ mata.[7]”Y muere constantemente mientras su cuerpo se desgarra en poemas y viaja hasta el tártaro y encuentra su parcas y pregunta “¿y mi cuerpo, /parcas,/qué será de mi cuerpo?” por que ahora el concibe la muerte como una extremidad mas, y así como dijera manos, pies, dice “bebo el sorbo diario que me ofrece, dulcísima, la muerte.[8]” porque en su soledad de saberse diferente, de conocer que no es un dios, vaga por los parajes de la muerte, anhelando despertar de aquel sueño, el que “pequeños dioses” se postran entres sus manos como pequeñas fichas de ajedrez, ofreciendo su hecatombe al único dios al que le es fiel, ofreciendo su piel a la poesía, ahora Afhit es irredento, pues a asesinado a sus dioses que han dejado de ser útiles, olvida a su Poseidón en aquellos mares lejanos, olvida su semen entre las piernas aun intactas de Afrodita, mientras anciana y decrepita atenea lo maldice, no queda nada mas que el vestigio de aquel relámpago que Zeus nos regalo, “yo solo vine a leer poesía” dice como apenado, mientras a su alrededor se propaga el rito, Dionisio esta borracho y Era a muerto:
“¿Qué dios se nutre con la farsa?”

El ocaso de los dioses y el renacer del mito:
Afhit Hernández escribe poesía en busca de la belleza y es inevitable encontrar en ese camino el contacto con el pueblo que en sus años de oro creía en la belleza, la mitología, el amor, la muerte y los dioses, todos se reflejan en sus versos, las grandes tragedias han dejado un abismo en el corazón del poeta, el destino siempre traicionero que viaje en línea curva, la parada ante el sueño que sirve como premonición, después del destierro Afhit llega a las ruinas de un esplendor y encuentra en esas ruinas la razón de su deseo: La Belleza. En el los limites de aquella cuidad reducida a recuerdos se ha sentado escribir, a su alrededor danzan los habitantes en trance conduciendo un cordero en su espalda, Afhit permanece inmóvil, la sangre cae como un remolino, la orgia y el rito, todo es inmensamente sagrado, la llamada de la muerte y el contacto suave de la lengua de una diosa, Afhit permanece inmóvil, lentamente sobre su cabeza una silueta diminuta se posa, es la figura de ares que ha venido a contarle su destino, las poesía se ha convertido en el móvil y en el futuro, la poesía es la cuidad y los dioses, Afhit lo sabe y permanece inmóvil, una lagrima rueda por su mejilla, lo comprende, una flecha traviesa su cuerpo, en su juventud conoció a una maestra, algo sabe de mitología, los versos de Afhit Hernández no son solo un presente materializado, son el vinculo con el pasado, con la creación del hombre, cada palabra que se escribe sobre el papel se realiza por medio del rito, el deseo de encontrar lo que se perdió en la arena donde afrodita nace, el deseo de aquel “cuerpo interrumpido”, Afhit confiesa:
“Últimamente, los poetas contemporáneos están muy preocupados por lo que se está produciendo en el país. Lo que escribió tal, lo que editó tal, quién ganó el premio tal. Creo que eso está muy bien porque legitima lo profesional de ser poeta. Sin embargo a mí nunca me atrajo.Lo que verdaderamente me atrajo es lo que ya no está aquí sino en sombra y viene a nosotros como la noche.[9]

Bibliografía:
Hernández Villalba, Afhit “Cuerpo interrumpido (y siete sonetos)” Ediciones Zetina, Serie Mayor, Cuernavaca, Morelos.
http://www.lasiega.org/index.php?title=Afhit_Hern%C3%A1ndez_Villalba%2C_de_%22Los_placeres_y_las_ruinas%22.
http://leon-alado.blogspot.com/2008/12/cuerpo-interrumpido-y-siete-sonetos.html
http://leon-alado.blogspot.com/search?updated-min=2008-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&updated-max=2009-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&max-results=12
[1] Soneto numero 2 de cuerpo interrumpido y siete sonetos
[2] http://www.lasiega.org/index.php?title=Hern%C3%A1ndez_Villalba%2C_Afhit
[3] Nota requerida: http://www.lajornadamorelos.com/noticias/cultura/69826?task=view
[4] Sin fin de la muerte de el placer y las ruinas

[6] Las parcas I de cuerpo interrumpido (y siete sonetos)
[7] Las parcas VI
[8] Siete sueños de cuerpo interrumpido (y siete sonetos)
[9] Puerta de entrada: león-alado.blogspot.com

jueves, 5 de febrero de 2009

antes de dormir

Después de un arduo esfuerzo logro acabar Tokio Blues un bellísimo libro de Haruki Murakami y me doy cuenta que siempre hay un libro que nos espera para recordarnos lo que se nos escapa, pongo por millonésima vez a café tacuva y pienso en lo que se ha ido las amistades y la inocencia, tanta cobardía que avergüenza: me doy cuenta que no he escrito nada desde hace semanas, tengo miedo que después de tantas promesas aquel amor maldito me haya abandonado y la poesía no se acueste más en la cama esperando que le recite versos que simulan aquella flor que es hermosa por un instante y después marchita…como la soledad de no escribir.

Me meteré a bañar y quizás sueñe que Paulina he imagine que al final, regresare a los libros y a la poesía, y podre ver la cama y recitar.

¿Acaso dios nunca muere?... después de todo este mundo infinito se acaba en la pagina 367…