miércoles, 6 de mayo de 2009

Una disculpa disimulada


Por las lunas nuevas; 
por las cosas revueltas que dan vueltas dentro de mí; 
por seis años de penas 
y por cosas que ni tan siquiera me atrevo a decir; 
perdón por mis pies siempre fríos; 
por la noche pasada, y por la otra, y por aquella también; 
perdón por el Gran Sinsentido; 
por querer comprenderlo y, sobretodo, por no comprender... 
Perdón. 

Y Dodó me observa, y yo le oigo rezar así: 
-Perdón por existir-. 

Nacho Vegas. “cajas de música difíciles de parar”

 




Escucho a Nacho y pienso en las cosas que se me van entre las manos. Siempre volteo en el instante que ya se ha ido y la soledad es la puta que nunca duerme en casa ajena.

 

El cambio de color

A un azul más rojo

Y la habitación

Con fotografías sepia

De cosas que no he olvidado.

Tus ojos flotando

En esta oscuridad tan blanca,

Y el disco que se repite sin sonar.

Un submarino creciente desde mi intestino

Y el café derramado entre las sabanas.

                Nunca te he visto pedir perdón.

Parece que por fin se acaba esta estampa de enfermedad que llevamos en la frente, lo que ahora preocupa es la locura de sentirse sano y querer volar.