martes, 28 de abril de 2009

Baile

Tapate el rostro amada mía,

Que la soledad se respira

Y al entrar destruye.

Cúbrete con una mascara

Que deje ver tan solo tus ojos

Llorando

Mientras me abrasas;

No olvides

Que en la eternidad

Tus labios no besaran

Más que aire

Y el aire

En estos días

Mata.

 

Aparecen por doquier rostro enmascarados, todo da la apariencia de ser un baile, y (como describiría Poe) todos temen ir al cuarto de terciopelo negro, aquel con apariencia tenebrosa donde la muerte asecha como un visitante furtivo, el aire cargado de un mal augurio, en esta gran fiesta-baile de mascaras los ojos se ven atormentados de un pánico que se respira, sin embargo uno no puede evitar imaginar ¿qué hay detrás de esas mascaras azules? Quizá el rostro lascivo que espera con ansias lamer un vientre encendido o la deforme corrupción de la vida en forma de un rostro surrealista (de aquellos que tienen la oreja  justo donde la boca y viceversa). Bueno solo queda suponer y esperar que esta nueva epidemia que la naturaleza a traído para deshacerse de nosotros, pase y el misterio se revele, por mientras habrá que quedarse encerrado en casa escribiendo historias sobre mascaradas y leyendo hasta que los ojos lloren y se caigan de maduros.

Me gustaría ahora compartir una frase que encontré en un blog:

“El miedo en que se vive hoy en México -como lo han comentado ya mis compañeras- es por la inseguridad que se respira y ahora resulta que respirar resulta peligroso.”[1]

1 comentario:

rebeola dijo...

wow me encanto el poema y por supuesto, muchas gracias por citarme!